«En el microscopio yace un universo entero tan lleno de enigmas como una catedral en penumbras. Aquí el patólogo es un semiólogo descifrando los signos y síntomas de las células. Cada muestra de tejido es un misterio, una parábola biológica que nos habla de la vida y de la muerte. Y así, en este pequeño escenario de cristal, se juega el drama más grande de todos: la diferencia eterna entre la salud y la enfermedad.»